Pacto de Sangre
Razones para no dormir
De pequeño creí en algo
siempre nuevo y misterioso.
Me hacía feliz rezar,
hablaba con Él.
Había gente que me distanciaba.
Pero también había cosas
que me hacían volar.
Permanecí quieto y me olvidé.
Creí en otros.
Me hicieron seguidor de ellos,
y ellos de mi.
Mi alma fue menguando
hasta no ser más
que una parte
de una parte
de algún pobre lugar.
Pero me serené y me hice serio.
pude creer en algo
que no pude comprender.
También recé algo
que no recordé.
Y me hice un poco más alto
que cuando quise crecer.
Quise comprender razones
más profundas
que mi oscura soledad.
Y saltar a un limbo nuevo
de donde no podría volver,
salvo las noches con luna
y los momentos colindantes
de algún encarnizado amanecer.
¿Por qué los días
me son tan cortos?
¿Por qué la noche
se hace tan larga
para mi?
Una flor, una puesta de sol, una armonía,
una nada,
todo lo es para mi.
Y mientras, nos reflejamos en un mundo eterno,
que parece no tener fin.
Pero que lo tiene.
Mientras esperamos a hacernos viejos,
a hacernos sales,
a disolvernos en alguna clase
de contaminado lodazal.
A formar vida!!
Y a morir buscando...
algo de felicidad…
No hay que olvidar que hay cosas.
Que por alguna razón están ahí.
Que hay amor, que hay vino,
que mientras todo pasa
Pregunta dada
Soledad discontinua
Paloma azul
Una vez, retirado en mis ensoñaciones,
me vino a visitar una paloma. Paloma azul.
Primoroso ser delicado con un ramito de violetas.
Su color tostado, su cuerpecito transparente,
su cabeza llena de flores y cosas bellas
me trasladaban a sitios jamás vistos, ni soñados...
Y caminamos despacito
mientras ella volaba
por el infinito azul.
...y es que en ocasiones
vale la pena abrir
puertas y ventanas,
ventilarlo todo y
encontrarte al otro lado
la belleza inalcanzada.
Paloma azul,
tierna paloma mía,
maravillosa, resplandeciente,
¿tan alta vuelas?
Fueron veinticuatro horas azules
con mi paloma azul, su cuerpito
y el mío, miraban abajo, siluetas
de gente pasar sin saber nada.
Sin palabras te hablé,
locamente enamorado,
fuertemente, sin que me oyeras,
y escucharte no sé el qué
de palabras armoniosas y bellas,
¿pero es sueño este feliz momento,
paloma mía?
Quizás seas una aparición
pues tocarte no puedo,
alma de mi corazón.
Vuelas alto, alto...
y sólo, tibiamente,
puedo mirarte
en el cielo extremado.
Éso me vale.
Las nubes son dispersas
por nuestro amor fugaz,
como todo amor verdadero,
que como viene... se va,
-¡no estoy muerto!
...pues me siento en un corazón viejo-.
Eres poesía, tal de encantos,
que todo tu ser me empuja a cantar y llorar,
a soñar un pasado, y quedarme mirando,
lo que eres, sin poderte besar.
Pero esto no lo es; todo, se evapora el aire,
y sólo respirar quiero en lo escondido
de tu aliento silenciado, sólo en tu isla
de amores visionados, sólo en un
transatlántico de amor
de sueños, quizás, no lejanos.
Eres mar, eres aire, eres todo
lo que me mata
y todo lo que quiero
sin poder darte.
Eres un todo para mi,
todo lo que mi vista abarca.
Para mirar a otra parte
y no querer saber nada...
Pena de amor para darte...
Adiós palomita mía,
paloma azul, siempre mía.
¡Te confundes con el aire!
Breve espejo de lo nuestro
se refleja y no ve,
las miradas se cortan
mientras uno habla,
y ve:
Yo no las veo.
Veo lo que no veis...
y aún así me llamais ciego."
Nos vamos y no vemos
la sonbra ya olvidada,
y pasamos a lo nuestro.
Manual del despiste
Cogiste el vuelo tibio de varano, y no volviste,
serena mía, hasta más tarde del crepusculado anochecer.
Pensabas que para tener miedo…
que para tener miedo, hacía falta algo más que perder el tiempo,
y yo te decía que sí, que eso nunca sería suficiente.
Me obligaste a quererte, ¿cuántas veces?,
una o dos, quizás tres mil o menos;
pero no sabía cuanto darte.
Te dí, y sin querer, sin enterarme si quiera,
te dí todo.
Eso es todo.
Sólo en el mundo quiero arrastrar mis penas,
lentamente, dejarlas y cogerlas, levantarlas y dejarlas caer
en tu rostro, forzar y llorar, tomar
como último destino amargo, restregar
su frustración sabida en mi deseo más largo.
Son penas que saben a pelea,
a lucha y a frustración, a unas enteras ganas de morir en vela,
y seguir muriendo hasta que vivo aún me canse encamado.
De noche.
Y yo no quiero más, más, no quiero malgastarme hasta el final.
Cogí el freno
y frené lentamente,
de manera suave para que todo se cayera.
Bruscamente.
Frené una distancia fuera de todo criterio convencional
para no quebrantar mis míseros recuerdos.
Sería fácil, o es, corregir el futuro incierto,
pero como arrastro mis penas
mi asunto es pasado,
y vestirme de él mi deseo,
hasta tal punto de beber sólo recuerdos,
atragantar mis anhelos,
mostrar lo que soy, y pasearme
en el eterno jardín lejano y lleno.
Tal punto es mi locura que mi alma se despista,
se pierde, no se encuentra,
no llora ya, ni viva ni muerta, ni todo ni nada, ni suya ni fuera,
ni dentro del elixir de la eterna existencia.
Sólo yo tu eterno tuyo.
Viento, soledad y lágrimas, no pido más. Prefiero esto y ser aún eterno...
en tu blanco recuerdo.
¿Me oyes estrellita del desencuentro?
Breve historia de la muerte
- Perdona es que siento... algo por ti.
- Sí, pero llegamos a su casa, a su mujer he de vestir y dar de comer, que ella sola no... ¿No se puede estar quieto? Otra vez...
- No importa. Si me das un beso. Pero déjate. No me des la cara, que yo quiero tu boca tambien.
- ¿Se quiere estar quieto? Mira, toma, no debería. No juegue. Que usted una edad ya tiene.
Tres, cuatro, o cinco pisos más abajo. Portero y cuñado ecuchan lo que la cámara no ve:
- "Mira, se la tira."
- "No puede ser, la vida estrecha es la de un adulto, mayor que es. No lo debería hacer."
- "No debería hacer, ni pensar, bastante mayor es, yo la palabra no le vuelvo a dar."
- "Ni la palabra ni el saludo, ¡ahí les den!"
- "Cansado estoy de mirar tanto, mi tiempo no se merecen malgastar, ¡qué tal flaco favor a su mujer hace!. Yo de aquí no quiero saber más."
Viejo él, su mujer mucho más, cuando sus labios pone en saliba a la otra, indicándola. Ella nada quiere saber, sólo el rostro le pone, sólo, pero al final... Un 'pico' gana el muy vivo, aunque por muerte o por cercanía, que por edad...
Ella sola sueña.
Sólo soñar querría.